domingo, 14 de marzo de 2010

La generación perdida


  Vivir al límite

Últimamente me esta pasando que después de ver los noticieros de televisión o leer los diarios la cabeza me empieza a dar vueltas y no dejo de pensar  y reflexionar sobre algunas cosas, que creo, son realmente alarmantes. Siento que estamos frente un verdadero problema sin solución inmediata y cuyas consecuencias a mediano y  largo plazo van a ser realmente catastróficas para el futuro de nuestra sociedad y nuestro porvenir como país. Me estoy refiriendo al notable incremento de adolescentes que, en un intento por encontrar algún sentido a sus vidas, se vuelcan a cualquier tipo de adicciones.
Cada día son más y más los jóvenes, y por que no niños, que llevan una vida desbocada, en donde el alcohol y una variopinta selección de drogas son parte de su divertimento diario.
Este comportamiento extremo, parece tener su razón de ser en la grave exclusión social a la que se ven sometidos la mayoría de los jóvenes de hoy. Bajo la premisa de "sálvese quien pueda" las sociedades modernas han  ido imponiendo un modelo de vida en donde las necesidades básicas y primarias como son el trabajo digno, el respeto a las instituciones y el amor al semejante, resultan anacronismos para un mundo que, bajo la palabra "evolución" discurre hacia  un futuro más lleno de oscuridad que de luz.

Las nuevas generaciones están a merced de un desarrollo social cargado de un nihilismo salvaje, en donde nada tiene valor real y todo es más relativo que certero. Existe hoy una ausencia de valores en la mayoría de nuestros jóvenes, que  atrapados en un laberinto sin salida, no encuentran un referente social que los pueda encausar hacia un futuro que les de mejores oportunidades.Son parias en un mundo globalizado que avanza voraz como un "pacman" descontrolado, sin medir a quien se traga. Las consecuencias de esta debacle moral están a la vista: delincuencia, droga, alcohol y violencia extrema.

Persiste entre la juventud actual el concepto de que "todo da igual". No existen entre estos adolescentes parámetros que les permitan medir consecuencias o elaborar discursos de valor. El bien ajeno, y por ende sus propias vidas, no representan nada. Al no tener la contención familiar, la mayoría no puede encontrar una salida a sus problemas adolescentes. La familia como núcleo contenedor,  ha  perdido su esencia al desmembrarse en una disfuncionalidad  nunca antes vista. Las representaciones de poder o jerarquía han sido completamente vulneradas por una concepción de "libre albedrío" en donde todo vale. Este ancestral precepto de las jerarquías dentro un clan, ha sido la base para el desarrollo de las sociedades antiguas, y hoy, sigue siendo la estructura social básica que mantiene vivas a las especies animales. ¿Por que entonces la hemos violentado? ¿Por que decidimos caminar  hacia la destrucción en vez de construir un futuro más seguro para las próximas generaciones?





Fuimos culpables

Seguramente, este tétrico panorama no es consecuencia del azar ni de ni de la selección natural de las especies, sino una acumulación de eventos que a lo largo de años,  fue socavando las estructuras sociales al igual que un ejército de termitas acaban con la madera. Poco a poco hemos ido sediendo terreno en un montón de aspectos fundamentales en cualquier estructura social;  y lo que hace cuarenta años se veía como algo impropio o inadecuado, hoy resulta normal y esta completamente aceptado. El miedo a ser parte de una sociedad represora y arcaica, dio como resultado la pérdida de valores en nuestros adolescentes y jovenes de hoy. Creo que hemos confundido los términos educación y orden con represión. Este desajuste conceptual, en donde la idea de "dejar hacer"  para no quedar como un retrógrado represivo se impuso por sobre el orden y el sentido común, ha provocado esta decadencia moral generalizada, y si a esto le sumamos la anomia existente en cuestiones de religión, el cartón esta completo y podemos cantar ¡Bingo!

Algo hay que hacer

Es poco lo que se puede hacer, el daño esta hecho, el germen ya fue inoculado y la pandemia cae sobre nuestro jóvenes como una mortal plaga. Se deberá ser más que inteligente para ver de que manera se puede frenar este destructivo avance que esta secando las mentes de las próximas generaciones y llevándonos  hacia un futuro de total desconcierto. Seguramente, llegara el día en que nos encontraremos frente a una sociedad en donde habrá más "descerebrados" que gente que piense, porque este flagelo no afecta solo a las clases sociales más bajas, también esta presente en niveles sociales elevados, incluso dentro del ámbito universitario.

No se me ocurren soluciones fáciles o de rápida resolución, porque como ya dije, el daño esta hecho y ha sido grande. Va a ser difícil encontrar una cura a tanto mal, simplemente creo que reeducando y entendiendo cual es nuestro rol como adultos, podremos enseñarle a los niños de hoy a no caer en las  mismas redes salvajes en las que cayeron sus anteriores. Quizá, refundando antiguas normas morales, podremos salvar a la nueva generación que se viene, aunque ya hayamos perdido otra.