El privilegio de pertenecer
Quedan unos pocos días para que comience el mundial de fútbol Sudáfrica 2010 y seguramente usted, asiduo lector de este blog, se va a tener conformar con ver a nuestra querida selección, en el mejor de los casos si pudo comprarlo, en un televisor plasma de cuarenta y dos pulgadas, muy comodo desde el living de su casa. Claro que hay otros privilegiados que no pasan por el problema que tiene usted de andar pensando en casa de quien se van a juntar para ver los partidos y si va a ser en un televisor de última tecnología o en uno de los años ochenta. Estan tocados por la "mano de Dios" porque cada vez que se realiza un mundial de fútbol gozan del privilegio de unos pocos y pueden darse el lujo de seguir a nuestra celeste y blanca a donde sea, incondicionales y leales a los colores de la camiseta. Usted pensara, y bueno, pobres, ahorraron durante años para poder darse el gusto de alentar a la selección desde las tribunas... no, no ahorraron ni un centavo. Bueno, tienen papas y mamas que les pudieron pagar el viaje y la estadía... no, tampoco. Entonces deben ser empresarios y ejecutivos con mucho dinero que se costearon todos los gastos que implica viajar a un mundial... menos, sabe que son, barras bravas, si oyo bien, barras bravas, lo peor de nuestro fútbol local pone presente en el Mundial de Sudáfrica. ¡Que bien representados estamos!.
Son esos simpaticos personajes que usted ve en las canchas de nuestro país y que entre sus actividades habituales están la de enfrentarse con otras barras de clubes rivales, apretar a dirigentes y futbolistas, participar de la reventa de entradas, oficiar de matón de algún político, robar, saquear, destruir los estadios y por que no, matar a otro semejante cuando se les antoja.
Son esos simpaticos personajes que usted ve en las canchas de nuestro país y que entre sus actividades habituales están la de enfrentarse con otras barras de clubes rivales, apretar a dirigentes y futbolistas, participar de la reventa de entradas, oficiar de matón de algún político, robar, saquear, destruir los estadios y por que no, matar a otro semejante cuando se les antoja.
Que loco, no, usted y yo acá, laburando como negro de sol a sol y ellos, que no trabajan están alla, disfrutando de unas costosas vacaciones pagas. Ahora me pregunto ¿quien les pago a estos enrgúmenos para que esten en primera fila vitoreando dale, dale, dale Argentina cuando el equipo salga al ruedo el 12 de junio?. Nadie se hace cargo. Yo no se nada dicen cuando se les pregunta. El señor Julio Grondona, presidente de la AFA, viajo con estos bullangueros y efervorizados hinchas en el avión que llevo a la comitiva de la selección hasta Sudáfrica y cuando se le pregunto sobre el tema dijo que no sabia como abordaron la nave. Seguramente se colaron, señor Grondona. Diego Maradona DT de la selección, dijo también no saber nada al respecto y pateo la pelota hacia el padrino Don Julio.
¿Se pregunto usted lector cómo hicieron para salir del país personas que en su mayoria tienen causas judiciales pendientes? Con la ayudita de un señor juez de la Nación, como le paso a un pesado barra de Rosario, quien consiguió la autorización para viajar, aún teniendo deudas con la justicia por sus actos delictivos. Increíble ¿no?. Quizá, en este momento se este replanteando un montón de cosas que tienen con ver con los valores, esos que desde niño le enseñaron y que hoy se los tiene que perder por el lugar donde nunca le da el sol.
Evidentemente esta gente, si se les puede llamar así, están amparados por políticos, jueces, policías, periodistas y dirigentes, que con tal que no le rompan el quiosquito, les dan el regalito de una placenteras vacaciones para que disfruten. Y después nos quejamos y nos llenamos la boca cuando vemos algún hecho de violencia en un estadio. Basta señores, me parece que es hora de sincerarse y de reconocer que los barras bravas están enquistados dentro de nuestro fútbol, y que de no tomarse medidas drásticas, serán ellos los que sigan manejando el negocio.