Vivir en un mundo sin abejas
Fotografía César Heil |
Hay una realidad innegable que es urgente empezar a reconocer y más urgente aún comenzar a actuar en consecuencia para que esa terrible advertencia de la naturaleza no se termine convirtiendo en un verdadero colapso ecológico. Me estoy refiriendo a la misteriosa desaparición de las abejas.
Desde hace un poco más de una década la población de estos insectos polinizadores ha ido disminuyendo de manera alarmante. Su virtual extinción o desaparición de la faz de la tierra implica un verdadero problema para el sistema ecológico del planeta, pues gran parte de la vida depende de estos minúsculos antófilos. No solo son proveedores de la miel y sus derivados que consumimos habitualmente los humanos, sino que son el principal polinizador del reino vegetal, por lo que la vida de las plantas depende sustancialmente de ellas.
El caso es bastante extraño y misterioso. Una de las razones es que no se encuentran sus cuerpos desparramados por las plantaciones, lo que significa que no mueren, sino que se volatilizan en el aire, algo digno de una película de ciencia ficción, pero muy lejos de una respuesta científica. Tampoco emigran hacia otras regiones ya que el problema es a nivel mundial y no se han visto aumentos de las poblaciones en otras regiones del mundo, lo que agrega más misterio. Y si algo le faltaba para completar de cerrar el círculo de este enigma, es que las abejas obreras abandonan a la reina para no regresar nunca más, un comportamiento sumamente inusual y realmente peligroso para la especie.
Los científicos están bastante desconcertados y apelan a situaciones lógicas como el cambio climático, la contaminación por plaguicidas, parásitos, hongos y la deforestación. Todos estos componentes destructores de la ecología, bien pueden ser la causa del problema, pero no justifican la ausencia de cuerpos, ya que al no haber un "cadáver" para estudiar difícilmente se pueda llegar a determinar cuál es la causa que está provocando esta importante merma de las abejas.
Según un artículo se calcula que la tercera parte de los alimentos humanos son polinizados por insectos, en particular por las abejas. Aproximadamente de las cien especies de cultivos que proporcionan el casi 90% de la comida mundial, más del 70% se polinizan gracias a las abejas. En el caso de frutas particulares, la producción de semillas disminuye en más del 90% al desaparecer estas especies polinizadoras, por lo tanto, una abeja es un pequeño tesoro y millones representan la riqueza de toda la humanidad.
¿Dónde radica realmente el problema?
Si tomamos como referencia el libro "Las conexiones ocultas" de Frijtof Capra vamos a ver que, según este autor, el principal problema de la crisis ecológica que está transitando el mundo, tiene relación directa con el sistema capitalista y sus aliados como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización mundial de comercio, quienes son los que han fijado una serie de políticas económicas delictivas de ámbito planetario que afecta profundamente a la economía y a la política nacional e internacional y socavan los derechos humanos básicos a cambio de la consolidación de poder y riqueza de una pequeña élite corporativa.
Como vemos, el mundo está manejado por unos pocos y muy poderosos que han diseñado una manera inescrupulosa de gobernar mundialmente con resultados favorables para ellos pero desfavorables para el planeta, en especial para el orden ecológico. Dentro de este marco de situación no es difícil pensar que la creciente desaparición de las abejas esté directamente vinculada con alguna de estas estrategias de carácter mafioso que acarreen algún tipo de beneficio para estas "lacras" de la humanidad.
¿Existe solución?
No es fácil responder a esta pregunta. Los tres organismos antes mencionados son sumamente poderosos y cuentan con el apoyo de naciones como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania entre otras, quizá las solución esté en la propuesta que propone Capra para contrarrestar este paradigma. Como solución a este modelo propone un nuevo diseño en donde la sustentabilidad ecológica este dada por la utilización de un modelo basado en los ecosistemas de la naturaleza, que incluyen las plantas, los animales y los microorganismos, y plantea una interacción con otros sistemas vivos, tanto humanos como no humanos.
Este pensamiento puede sonar bastante utópico, pero no es descabellado. Para que esto ocurra es necesario salirse del sistema capitalista para crear uno nuevo que ponga a la ecología como motor de lucha de manera prioritaria. Es una tarea ardua, difícil y con un gran costo político que afrontar. quizá, empezando con algún gesto por más pequeño que sea estemos todavía a tiempo de salvar al mundo, porque si no re diseñamos nuestro ecosistema es muy probable que no solo las abejas dejen de existir muy prontamente, sino nuestra propia especie.