viernes, 18 de noviembre de 2011

Violencia domestica

Cómplices silenciosos


Esta entre nosotros, es parte de nuestra familia de nuestra casa, de nuestro entorno. Muchas veces es servicial, agradable, hacendoso, otras es agresivo, intolerante, irracional y criminal. Esa es su esencia, su cualidad salvaje, su ruptura emocional con la realidad que lo circunda. Algunas veces nos pide a gritos que lo amemos desenfrenadamente y otras nos ignora con el más vil desprecio. Nos tortura, nos retroalimenta con su alma negra, nos asusta con su voz oscura, nos arrincona en el espacio y nos acerca cada vez más al abismo que bordea el infierno. Constantemente cruza el límite, innumerables veces. Entra y sale a su antojo. Hoy es bueno, mañana es malo, hoy te da, mañana te quita. Es el gran manipulador. El que llora desconsolado luego de haber dejado huellas sobre nuestra piel, el que ríe a carcajadas mientras nos desangramos en silencio. Y está ahí, es un extensión de uno, una parte incompleta de nosotros, una proyección de nuestro inconsciente, una realidad que no queremos ver, una  herida abierta que nos estigmatiza y nos aísla.

Y nosotros estamos ciegos a sus golpes, permanecemos mudos ante sus insultos. Pensamos que el equivocado es uno no el otro. Nos vemos culpables, nos sentimos inferiores Nos odiamos y creemos que somos merecedores del castigo. "Es así porque yo soy así" Empezamos a creernos ese discurso siniestro hasta llegar a entenderlo a justificarlo y a perdonarlo. Buscamos ser sometidos, violentados, abrumados, maltratados, vulnerados. Queremos que nos peguen, nos humillen, nos denigren y luego nos abracen y nos besen. Nos gusta eso, nos da placer salvaje, nos aleja de la realidad cotidiana y nos adentra en un terreno peligroso que alimenta a nuestra sangre de adrenalina. Al igual que el otro estamos enfermos porque lo dejamos avanzar sobre nuestro cuerpo y nuestra psiquis. No supimos, o no pudimos, decir basta a tiempo y ahora nos convertimos en suicidas potenciales, en cómplices de nuestra propia muerte.


domingo, 13 de noviembre de 2011

Cáncer. La utopía de lograr una cura

Cuando enfermedad y enfermo se convierten en buen negocio

El cáncer, después miles de años de convivir con los seres vivos, todavía mantiene la impronta de ser una de las tantas enfermedades para las cuales la ciencia médica parece no tener respuestas sobre su verdadera etiología y  menos sobre una eficaz cura. Solo se sabe que es una enfermedad por la cual las células de distintas partes del cuerpo de un día para el otro comienzan a comportarse de manera "alocada" y se reproducen sin control, provocando los característicos tumores. Las causas son desconocidas, pero se piensa que existen distintos aspectos que incrementarían la posibilidad de contraer la enfermedad. La genética y el consumo de sustancias toxicas como la nicotina y una vida poco saludable, están entre los principales factores de riesgo.

Todo lo que se  utiliza actualmente para intentar hacerle frente a esta penosa enfermedad son en realidad paliativos, que lo único que hacen es alargar la agonía del paciente prolongando algunos años más de su vida. Las terribles sesiones de quimioterapia y radiación, no hacen otra cosa que empeorar la calidad de vida al intoxicar al enfermo con químicos más agresivos que el propio tumor o con rayos nocivos para el organismo y debilitar aún más al paciente que termina sucumbiendo, no por el cáncer, sino porque tiene un cuerpo imposibilitado de reaccionar inmunológicamente ante cualquier agente patógeno. ¿Pero esto es realmente así? ¿La ciencia no sabe realmente por que se padece el cáncer? ¿O hay algo más oscuro y siniestro detrás? ¿Se encontrará alguna vez una cura para esta mortal enfermedad?

Durante años me he hecho siempre las mismas preguntas y a medida que he ido creciendo me fui dando cuenta que detrás de este padecimiento, existe un gran negocio, una industria médica, que vive gracias a que miles de personas se enferman de cáncer a diario. Clínicas especializadas en oncología reciben anualmente millones de pesos de las obras sociales por los largos y costosos tratamientos de quimioterapia y rayos a cambio de brindarle al enfermo una muerte en cómodas cuotas. Entonces me viene inmediatamente la respuesta: "La cura del cáncer mediante la medicina tradicional y ortodoxa nunca va ser posible, o mejor dicho puede que se haga posible cuando cambie el paradigma, cosa que por el momento no vislumbro a futuro".

La contra cara del negocio

Existen muchas otras alternativas que pueden mejorar la vida de un paciente enfermo de cáncer, e incluso curarlo, terapias florales, homeopatía, medicina holística, naturismo y hasta la revolucionaria teoría psicoholística del Dr alemán Ryke Geer Hammer, que plantea que el cáncer es la respuesta del organismo a  un hecho traumático que tiene como epicentro nuestro cerebro, quien da ordenes para que se enferme un determinado órgano. Según Hammer, cuando aparece el cáncer es porque ha empezado el proceso de sanación y lo único que hay que hacer es resolver la situación por la cual se ha generado, es decir sanar mente, cerebro y cuerpo. O sea, que, de acuerdo a lo que plantea este médico alemán, todo lo que sabemos y conocemos hasta ahora del cáncer es una verdadera mentira. No es casual que esta teoría no sea ampliamente difundida  por la comunidad médica y que poco o casi nada se sepa sobre este médico.

Un Quijote contra molinos de viento

Si tomamos como valida la idea planteada por Hammer y esta forma de tratar a los enfermos de cáncer, es probable que con los tratamientos psicológicos adecuados y  con dejar que el cuerpo termine de sanar la herida (la etapa en la que el cáncer da síntomas) la enfermedad remita en un par de meses y el paciente se sane sin necesidad de ser sometido a costosos y nada saludables tratamientos. Si esto fuera realmente así, todo este tiempo estuvimos viviendo en una gran mentira, en donde se nos ha ocultado información importante sobre este mal, en virtud de que se siga manteniendo un negocio millonario. Si la realidad no fuera según la teoría del doctor Hammer, creo que igualmente la cura contra el cáncer nunca va aparecer, porque hay muchos intereses en juego alrededor de la enfermedad que son más fuertes que la vida humana. Cientos de laboratorios de drogas oncológicas se verían afectados por la aparición de una repentina cura, lo mismo que las clínicas especializadas en radioterapia. Miles de médicos formados profesionalmente bajo el paradigma actual se encontrarían de un día para el otro sin sus suculentas ganancias económicas y el sistema medico en torno al tratamiento de pacientes oncológicos colapsaría. Como vivimos en un mundo regido por el poderoso caballero "Don dinero" el cáncer, como otras enfermedades que implican toda una costosa infraestructura médica, nunca se van terminar, por lo que Hammer y otros tantos médicos que comparten esta idea o buscan un camino alternativo en la sanación de esta enfermedad están destinados, como Don Quijote,  a luchar contra molinos de viento.
PD ¿Alguien se acuerda del Dr Juan Carlos  Vidal y sus investigaciones sobre la cura de cáncer mediante el uso de crotoxina?