sábado, 30 de septiembre de 2017

Medicina

Avances y retrocesos 

Hoy les voy a hablar de medicina, si de medicina. No, no soy médico, pero eso no hace al fondo de la nota, porque en realidad no voy a hablar de enfermedades, sino de ciertos aspectos que rodean a la medicina y como la misma y el principal componente humano que son los médicos, han ido cambiando a lo largo de los años.

Si me basara estrictamente es estadísticas, es decir en números, uno puede asegurar que gracias a los avances realizados en la medicina el ser humano vive más años. Esto es un hecho que no puede discutirse.  A principio del siglo 20 el promedio de vida era de aproximadamente 60 años, y hoy podemos hablar que ese número se incrementó en más de un 20 %, hoy nuestra  vida media ronda los 80 años promedio. Este singular aumento en la prolongación de los niveles medios de vida, se debe a los grandes logros que la medicina ha ido incorporando en materia de tecnología, medicamentos y enseñanza a futuros médicos.   

El descubrimiento de los antibióticos como el de muchas vacunas ha sido fundamental para elevar el número. Lo que antes era una muerte segura, hoy se cura fácilmente con solo tomar antibióticos durante una semana. Por otro lado la mejora en las herramientas de diagnóstico temprano como ecografías, tomografías, resonancias, perfusiones miocardicas, etc. han permitido que muchas enfermedades que antes permanecían ocultas hasta causar la muerte de la persona, hoy puedan ser detectadas con la anterioridad suficiente para elaborar un diagnóstico y su posterior tratamiento, reduciendo así la tasa de mortalidad de un sinnúmero de patologías graves.  

Desde el año 2001 cuando el proyecto Genoma humano mostró sus conclusiones al mundo, las perspectivas de sanar enfermedades a través de la medicina genética ha abierto un campo  de trabajo insospechado y en la descifración de nuestro mapa genético puede estar la llave que nos lleve a un futuro con mayor control sobre ellas.   

Pero no todo es color de rosa. El avance de la medicina trae consigo algunos males que son inherentes a todo proceso de masificación, estandarización y comercialización dentro de un mundo que constantemente se la pasa mirando su propio obligo. Los altos costos que las nuevas formas de ejercer la medicina tienen resultan ser inaccesibles  para muchas personas que no cuentan con los ingresos económicos suficientes como para afrontarlos, en muchos casos impagables gastos médicos. O porque son desocupadas y no cuentan con un seguro médico u obra social, o porque viven en lugares remotos donde la nueva "revolución" medica no llega y difícilmente lo haga.  Y ni hablar de toda la industria farmacológica, la cual constantemente está generando nuevos fármacos que lo único que hacen es paliar la sintomatología. Porque de curar poco y nada. Es como que a partir del siglo 20 en adelante el dinero y el negocio fue imponiéndose a los principios básicos que movieron a Louis PasteurAlbert Sabin y Jonas Salk entre otros, para entrar en una feroz guerra de patentes y negociados económicos a costa de los enfermos.

¿Y qué hay de los médicos? Cuando yo era chico los médicos atendían en sus casas, uno no tenía que sacar turnos en una clínica, iba directamente al doctor del barrio, que casi siempre era el médico de cabecera, aguardaba en su sala de espera llena de revistas, y era atendido cuando salía el que había llegado antes que uno. Otra particularidad era que la consulta duraba lo tenía que durar, y el médico se tomaba todo el tiempo que fuera necesario. Entre las tareas que le realizaba al enfermo estaban: una escucha activa de cuál era el motivo de la visita, una auscultación completa, abdomen, pulmones, riñones, etc. Luego venia la prueba de reflejos motores, con un simple golpecito con un martillo de goma en la rodilla, la presión arterial, los oídos, los ojos,  la fuerza de las manos, es decir un examen clínico completo.

En la actualidad uno va al médico y ni siquiera lo revisa, solo le pregunta cuál es el problema que lo trae por la consulta, le pide que describa los síntomas, algo que muchas veces uno no sabe cómo explicar, una vez terminada nuestra exposición los más probable es que pida estudios. Cero empatía, cero calidad humana. Los médicos de ahora, a diferencia de los de antes, atienden despojando el ser persona del cuerpo y el espíritu. No hacen una evaluación de la dolencia en relación al todo, lo hacen poniendo atención al síntoma, y para el síntoma siempre hay una pastilla o un estudio.

La medicina alopática moderna ha ganado en avances tecnológicos y de diagnósticos, lo que ha permitido una significativa disminución en la edad de mortalidad, pero ha perdido en la relación médico - paciente. Se ha vuelto más fría, más despersonalizada y en algunos casos poco abierta a la utilización de medicinas alternativas como terapia de apoyo. "El dogma por sobre el enfermo" parece decir el axioma de la medicina moderna.

El ser humano es tan complejo que desentrañar todas y cada una de sus actividades biológicas, fisiológicas y químicas, en especial la relacionada con la química cerebral, se vuelve en apariencia un tanto difícil de dilucidar. Hoy sabemos más de enfermedades que en el siglo pasado, pero sabemos poco sobre sus reales causas. ¿Qué hay del cáncer? Su aparición en una persona sana sigue siendo un enigma del cual la medicina tradicional aún no tiene respuestas. En este sentido la mayoría de los avances científicos están abocados a destruir el tumor y no a encontrar el por qué se produce la enfermedad.

Un viejo proverbio dice "no existen enfermedades existen enfermos" quizá sea este el camino en el cual se deba centrar la medicina actual, estudiando y atendiendo a  médicos como el recientemente fallecido Dr. Ryke Geerd Hamer de la nueva medicina germánica o a la milenaria medicina China,. Ambas medicinas, como muchas otras, entienden la manera en que ciertos factores biológicos propios de nuestro cuerpo actúan frente a desequilibrios emocionales provocando la mayoría de enfermedades que hoy conocemos. 

Creo que si la medicina actual entendiera más al paciente y no tanto al síntoma y buscara en la persona en su conjunto, trabajara conjuntamente con los avances genéticos y experimentara más con medicinas alternativas, las mismas con las que curaban nuestros antepasados, las expectativas de vida serían mucho más altas que las actuales y el ser humano podría llegar casi a la inmortalidad. 


domingo, 3 de septiembre de 2017

Caso Santiago Maldonado

Otra tragedia que nos atraviesa y nos divide

El caso de la desaparición del joven Santiago Maldonado se está convirtiendo en un estandarte político. Lo ontológico ha quedado de lado y su figura y nombre, representados en carteles, pintadas, dibujos y repeticiones verbales cual mantra tibetano,  es ahora un símbolo, un icono, una suerte de entelequia para algunos grupos radicalizados que pretenden como único fin la instauración y posterior conservación de su status quo.

La verdad sobre lo que le sucedió a Santiago Maldonado, ya no interesa, interesa lo que estos grupos hagan con la tragedia y como se aprovechan de su imagen para usarla en contra del gobierno del presidente Mauricio Macri. Eso es lo que importa, el resto es anécdota. Da lo mismo si aparece vivo o muerto, si fue gendarmería, los Mapuches, el puestero de Benetton o si está escondido en Chile, lo que se busca es que a través de la instauración social de un hecho trágico y doloroso como es su desaparición, el caos impere en las calles y se termine llevando puesto al gobierno del presidente Macri, como los hechos del 20 y 21 de diciembre del 2001 se cargaron al ex presidente Fernando De La Rúa.

Por suerte la mayoría de la sociedad está interesada en que su desaparición se aclare y rápido. La urgente necesidad de que la verdad salga a la luz y se sepa que pasó realmente con Santiago Maldonado es imperiosa. Claro que en el medio de todo este putrefacto revuelo de sectores politicos que actúan como verdaderos caranchos, está la llamativa actitud del Gobierno Nacional, que parece más interesado en continuar con su plan trazado, con la mirada puesta en las elecciones de medio término, y no en dar una respuesta al caso y a sus familiares. Quizá sea la alta exposición mediática y social  y sus posibles repercusiones políticas, lo que lo tenga un poco amilanado. Cualquiera sea el resultado final no hay dudas que el Gobierno se va a ver afectado. 

Lo sucedido a Santiago Maldonado ha sido como una bomba que explotó repentinamente en las manos del Gobierno  y no sabe que hacer con las esquirlas ni con los daños colaterales. Hasta ahora la mejor estrategia ha sido la negación La Ministra de seguridad de la Nación Patricia Bulrrich niega que gendarmería este involucrada. y el presidente Macri, prueba helados en Tucumán ajeno a  todo, mientras del otro lado del polo  politico la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se aprovecha del río revuelto para buscar más votantes también con la  cabeza puesta en las elecciones de octubre.  

Por otro lado, la justicia no ha logrado muchos avances en la investigación y sigue sin tener alguna pista certera sobre lo sucedido después del desalojo de la gendarmería en el corte en la ruta 40 donde se dice que estaba Santiago Maldonado y de acuerdo algunos testigos que fue llevado por los gendarmes hacia una camioneta.

Es más que evidente que al igual que en el caso Nsman la politización del caso dividió las aguas y las verdad parece estar cada vez mas lejos. Lo que no debemos olvidar es que cualquier ser humano desaparecido o muerto en democracia es una enorme tragedia para el país y que en todos los casos deben ser  tratados de igual manera, sean cuales sean las circunstancias que derivaron el hecho en cuestión. Algunos de los actores politicos tratan el tema de forma sesgada, tapándose un ojo y viendo con el que les queda libre, sólo aquello que les interesa y dejan afuera a casos paradigmáticos y aun sin resolución como el de Jorge Julio López quien despareció en democracia durante la presidencia de Néstor Carlos Kirchner y hasta le fecha nada se sabe sobre que fue lo que realmente le paso.

Como cierre creo que la inmersa mayoría de los argentinos buscamos justicia  y pedimos que nuestro derecho a conocer la verdad se cumpla, lo que  sin ninguna duda no queremos es que los violentos hagan suya nuestras tragedias con propósitos de utilización política.

sábado, 26 de agosto de 2017

Nisman, una caso del Universo cuántico.

La mecánica cuántica describe cómo cualquier sistema físico, y por lo tanto el Universo en su conjunto, existe en una diversa y variada multiplicidad de estados. Estos estados posibles se explican de manera practica y simple con el experimento que propuso el austriaco Erwin Schrödinger en 1935 con la famosa paradoja de Schrödinger. Para ello, propuso un juego mental que muestra lo desconcertante y aleatorio que es el mundo cuántico y lo hizo de la siguiente manera: 

Imaginemos un gato dentro de una caja completamente opaca. En su interior se instala un mecanismo que une un detector de electrones a un martillo y, justo debajo del martillo, un frasco de cristal con una dosis de veneno letal para el gato. Si el detector capta un electrón activará el mecanismo, haciendo que el martillo caiga y rompa el frasco.
Una vez que se dispara un electrón, por lógica, pueden suceder dos cosas. Una que el detector capte el electrón y active el mecanismo. En ese caso, el martillo cae, rompe el frasco y el veneno se expande por el interior de la caja. El gato lo inhala y muere. Al abrir la caja, encontraremos al gato muerto. O puede que el electrón tome otro camino y el detector no lo capte, con lo que el mecanismo nunca se activará, el frasco no se romperá, y el gato seguirá vivo. En este caso, al abrir la caja el gato aparecerá sano y salvo. 
Esta singular paradoja del mundo cuántico da como resultado que el gato, esté vivo y muerto a la vez, y que ambos estados sean igual de reales y que solo al abrir la caja podamos saber cual es el verdadero estado en el que se encuentra el gato.

El caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman ha entrado en esta suerte de paradoja cuántica, pues hoy su estado en relación a las causas que determinaron su deceso, son tan inciertas como lo que le sucede al gato dentro de la caja. La realidad es que actualmente la figura de Nisman navega en la incertidumbre de si fue asesinado  o se suicido y solo develaremos el misterio cuando podamos abrir el recipiente en el que se encuentra. 
La sustancial diferencia  con el experimento del gato vivo y muerto es que abrir la caja en donde se encuentra Nisman y determinar cual es su verdadero estado no es tan simple.

En el caso Nisman la aleatoriedad en la que se basa la mecánica cuántica ha sido reemplazada por el principio de acción y reacción, lo que a la luz del tiempo transcurrido, ha aumentado el concepto de caos. La paradoja no está en saber si la bala que mato al fiscal fue disparada por puro azar como sucede en la mayoría de los hechos dentro del Universo cuántico o si fue dirigida intencionalmente, sino poder desentrañar cual de estos dos nuevos estados en el que flota la figura del fiscal Nisman es el correcto. 
Por ahora reina la incertidumbre y al igual que en un experimento teórico de laboratorio lo fáctico esta lejos de ser probado y la conjetura se presenta como  la principal respuesta.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Crisis de representatividad

La pérdida del poder simbólico 


No cabe duda que estamos pasando por una una importante crisis de representatividad social, los actores que gozan del privilegio de representarnos en los distintos niveles de la sociedad, están siendo severamente cuestionados e interpelados por una gran parte del colectivo social, y su "autoridad" como representantes está pendiendo de una delgada cuerda que en cualquier momento se corta precipitando todo al vacío.

Políticos, sindicalistas, autoridades de Gobierno, nacional, provincial y municipal, policías, religiosos y jueces son los principales cuestionados, y la credibilidad de sus acciones ya no es un valor en sí mismo, sino una moneda de cambio con la que los actantes sociales negocian lo que yo llamaría las tres P su pertinencia, pertenencia.y permanencia.

La mayoría de la gente ha entrado en un espiral de descreimiento en las principales instituciones sociales, impulsados por las malas gestiones de los funcionarios, las constantes y reiteradas mentiras, la falta de acciones concretas, la opulencia con la que muchos de nuestros representantes viven, la corrupción e impunidad con la que se manejan  y el poco interés real que demuestran por los problemas de sus representados.

Este fenómeno no se da solo en Argentina, es a nivel mundial, los principales líderes del mundo son sometidos  a reclamos antes impensados. Lo sucedido recientemente en Estados Unidos con la asunción a la presidencia de empresario Donald Trump, es un fiel reflejo de que ningun país está exento de pasar por una crisis de representatividad. Es interesante en este aspecto  leer a Harry Pross en su libro "La violencia de los símbolos sociales" (Anthropos, 1983)  y ver el ejemplo en el que refiere a una  fotografía de un presidente norteamericano, captado justo en el momento de una caída desde una tarima en la que se encontraba dando un discurso. En ese particular caso la ausencia de verticalidad de un  mandatario de Estado, segun Pross, representa desde lo simbólico la pérdida de toda autoridad.

Lo sucedido hace unos días en el acto de la CGT en nuestro país, no escapa a esta idea de pérdida de poder. Los principales líderes sindicales fueron agredidos e increpados por sus propios compañeros, a quienes dicen representar,  y  las tres cabezas  a cargo de la conducción de la Confederación General del Trabajo se tuvieran que bajar del palco (pérdida de verticalidad = pérdida de poder) y escapar escoltados por custodios  escondidos entre la multitud y quienes con prepotencia los bajaron se subieron al escenario en una clara alusión y demostración de quien tiene poder real. ¿Sera realmente así?

sábado, 21 de enero de 2017

ENFRENTARSE AL PÚBLICO

De cómo las redes sociales me allanaron el camino

Siempre odié las presentaciones. Ya de pequeño me costaba decir quién era, que hacía, a que me dedicaba. Cada vez que tenía que hacerlo  frente a alguien, un enorme nudo atado por las manos de algún gigante monstruoso me apretaba el estómago de tal manera que se me cortaba la respiración, hipaba como un sapo  macho en busca de una hembra para copular. Las pocas palabras que  lograba emitir, salían de mi boca en breves estertores, casi inaudibles, eran como burbujas de jabón que explotaban antes de terminar de formarse.
La gente me miraba, casi diseccionándome como si fuera un desconocido insecto de la selva amazónica. Después venía la transpiración  en las palmas de las manos, la taquicardia, leve pero rítmica y las ganas de huir, de esconderme, de refugiarme en alguna novela de terror o detrás de algún papel y lápiz donde garabateaba un texto o dibujaba alguna forma al azar. Bicho raro, decían, y yo aprovechaba el descuido para deslizarme como una inofensiva  culebra y así  me escapaba del compromiso que implicaba tener que presentarme.

Los años fueron pasando y la madurez trajo algunos cambios. Aprendí que si quería sobrevivir en esta jungla, debía empezar a dejar de ser tan esquivo y comunicarme mejor con la gente, aunque más no sea por un ratito. Y así fue que empecé a escribir, como una manera elegante de relacionarme  no tan directamente. Claro, era la época de los diálogos epistolares. Uno podía decir lo que quería sin tener que mirar al otro  a la cara. Fantástico.

Con el tiempo el mundo fue cambiando, tan aceleradamente que daba la sensación que las  cosas iban a una velocidad distinta y que si uno no se adaptaba en el momento que sucedían los hechos quedaba fuera en tan solo un pestañeo. Entonces empezaron las preguntas ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Para qué estoy en este mundo?  Y cuando tuve que definirme, dije: soy un  creativo, un artista. Escribo, dibujo, hago cine, vivo la vida a pleno. Que más. Ya con todo eso tengo suficiente.

¿Credenciales? DNI, tarjeta de obra social y alguna vez  carnet de socio del Club Los Andes, el resto es lo que yo llamo acumulación de éxitos y fracasos, esas cosas que solo le importan a uno y que cuando se lo contas  a los demás te dicen: Ah, sí, mira que bien o Uh, que joda, cuanto lo lamento. Al fin y al cabo, hoy en día todo pasa por la web y si alguien quiere conocerme con solo poner mi nombre le sale hasta la última cirugía que me hice.

Y sí, escribo, lo que sea, está en mi naturaleza, y cuando  tengo que hablar de temas contractuales dejo que mis textos pongan el precio, generalmente esa regla nunca se equivoca, de esta manera uno cobra por lo que realmente vale y no por lo que muchas veces dice que vale. En ese sentido debo decir que la tecnología me allanó el camino de tener que andar explicando todo.


Nos vemos pronto.