Paradojas
Hay un sabor a sangre fresca resoplando en la oscuridad del cine. En la pantalla Batman da cuenta de su nuevo villano. De repente, una ráfaga de fuego ilumina la sala, lo acompaña un sonido estruendoso y seco como si fuera grabado en Dolby stereo. Se confunde con lo que sucede en la pantalla. Pero no es ficción. Un joven armado ha ingresado y dispara hasta matar a tantos como pueda su poderoso armamento. No es un malo salido de la película. Es un insomne sin alma. Una especie de caníbal post modermo que naufraga en la ambigüedad de ser parte o no ser parte del sueño americano. Es el alter ego de un pueblo adorador de las armas. Las fantasías reprimidas de millones se ven expresadas en su cargador lleno de balas que vacía sobre los desprevenidos espectadores. Batman no puede hacer nada, esta ocupado con el malo que le toco esta vez. Nadie puede torcer el destino de quienes son alcanzados por la furia del alienado criminal. Nadie.
El vacío que hay en esa mirada lo dice todo |
Es haberse criado en un estilo de una vida sin afectos, sin amor, el que gestó al matador. No tiene la culpa de llevarse la vida de otros, lo prepararon para eso. Es su respuesta al mundo hostil que lo rodea, es el reflejo de aquello que le enseñaron durante años.
Un joven desarmado y en la mas pesada soledad del pensamiento, espera ser condenado a muerte por la madre que lo parió, que lo crió. Esa misma que lo lazó a las calles lleno de rabia. Espera, cual cordero en el matadero, expiar las culpas de su progenitora. Limpiar su buen nombre. Justificar la razón de su existencia. ¿Que sería de mamá Estados Unidos sin estos hijos inundados de odio? ¿Que sería de una nación desquiciada sin un "loquito" a quien ejecutar cada tanto?
Paradojas de un país que engendra sus propios demonios y los elimina con sus mismas armas.
Paradojas de un país que engendra sus propios demonios y los elimina con sus mismas armas.