Famosos eran los de antes
"Quieren fama... la fama cuesta". Esa simple pero efectiva frase se la decía uno de los profesores de la academia a sus alumnos en la exitosa película "Fama" del director Alan Parker y era todo un símbolo, porque aquellos aspirantes a bailarines y cantantes, se tenían que pelar el lomo durante años, por no decir otra palabra, para lograr el reconocimiento que tanto anhelaban. Claro, aquellos eran los años 80 y todavía existían algunos valores que sostenían el axioma que dice que "el esfuerzo y la dedicación redunda en beneficios posteriores".
Hoy, a más de 30 años, las cosas están bastante cambiadas y la posibilidad de llegar a la "cúspide" aunque sea por un rato, resulta mucho más fácil e involucra otras cuestiones que nada tienen que ver con el esfuerzo personal o el talento. El pasarse horas ensayando canto, o bailando hasta que duela el cuerpo ha sido reemplazado por la exposición mediática. Cada vez es mas la gente común que salta a la popularidad gracias a que la televisión esta ofreciendo poder tener unos segundos o incluso meses de cámara. a cambio de algo de rating. Un claro ejemplo son los originalmente ignotos y hoy reconocidos, participantes de los realitys, o los que gracias a que un programa como "Policías en acción" los expuso frente a la audiencia, hoy son personas que tienen trabajo en los canales o son contratados para hacer vaya a saber que cosa. (El muchacho de ¿Y Candela? o Peter del programa Sin codificar por ejemplo) Esta inmejorable posibilidad que hoy esta brindando la televisión arroja por tierra cualquier actividad o menester en la que se vean involucrados los vocablos talento y esfuerzo. La ecuación es simple "me expongo unos minutos, quizá mostrando la peor parte de mi y seguramente el reconocimiento y la fama vendrán por añadidura".
¿Cual es el precio?
Ahora bien, la pregunta que cabe hacer es cual es el precio que uno esta dispuesto a pagar por tener unos minutos de fama. Si miramos los dos reality que están actualmente al aire, "Gran hermano" y "Soñando por bailar", vamos a ver que parece no existir un precio. Todo vale en este afán por llegar a estar al lado de Marcelo Tinelli o de lograr algún contrato en Telefe. Se han visto verdaderas perdidas. Parejas que se rompen en cámara, exposición mediática de cuestiones que tienen que ver con la intimidad y utilización de la violencia desenfrenada como una forma de hacerse notar, son algunos de las armas que los jóvenes han ido utilizando para llegar a su objetivo final. Pero la cosa no termina ahí, porque esta vorágine por ser famosos, arrastra, al igual que la ola de un tsunami, a los familiares de los participantes, quienes viendo que la televisión esta abierta al "venga y diga cualquier cosa", también se prenden en busca de sus dos minutos de fama.
Como vemos, ser famoso hoy en día no es cuestión de mostrarse de la mejor manera, dando a conocer lo que uno sabe hacer, sino de mostrarse de la peor forma, no importa si no existen capacidades para sostenerse en el medio, eso se vera más adelante, lo que importa es el aquí y el ahora, ese glorioso instante en el que uno sale en televisión.
"Quieren fama... la fama cuesta". Esa simple pero efectiva frase se la decía uno de los profesores de la academia a sus alumnos en la exitosa película "Fama" del director Alan Parker y era todo un símbolo, porque aquellos aspirantes a bailarines y cantantes, se tenían que pelar el lomo durante años, por no decir otra palabra, para lograr el reconocimiento que tanto anhelaban. Claro, aquellos eran los años 80 y todavía existían algunos valores que sostenían el axioma que dice que "el esfuerzo y la dedicación redunda en beneficios posteriores".
Hoy, a más de 30 años, las cosas están bastante cambiadas y la posibilidad de llegar a la "cúspide" aunque sea por un rato, resulta mucho más fácil e involucra otras cuestiones que nada tienen que ver con el esfuerzo personal o el talento. El pasarse horas ensayando canto, o bailando hasta que duela el cuerpo ha sido reemplazado por la exposición mediática. Cada vez es mas la gente común que salta a la popularidad gracias a que la televisión esta ofreciendo poder tener unos segundos o incluso meses de cámara. a cambio de algo de rating. Un claro ejemplo son los originalmente ignotos y hoy reconocidos, participantes de los realitys, o los que gracias a que un programa como "Policías en acción" los expuso frente a la audiencia, hoy son personas que tienen trabajo en los canales o son contratados para hacer vaya a saber que cosa. (El muchacho de ¿Y Candela? o Peter del programa Sin codificar por ejemplo) Esta inmejorable posibilidad que hoy esta brindando la televisión arroja por tierra cualquier actividad o menester en la que se vean involucrados los vocablos talento y esfuerzo. La ecuación es simple "me expongo unos minutos, quizá mostrando la peor parte de mi y seguramente el reconocimiento y la fama vendrán por añadidura".
¿Cual es el precio?
Ahora bien, la pregunta que cabe hacer es cual es el precio que uno esta dispuesto a pagar por tener unos minutos de fama. Si miramos los dos reality que están actualmente al aire, "Gran hermano" y "Soñando por bailar", vamos a ver que parece no existir un precio. Todo vale en este afán por llegar a estar al lado de Marcelo Tinelli o de lograr algún contrato en Telefe. Se han visto verdaderas perdidas. Parejas que se rompen en cámara, exposición mediática de cuestiones que tienen que ver con la intimidad y utilización de la violencia desenfrenada como una forma de hacerse notar, son algunos de las armas que los jóvenes han ido utilizando para llegar a su objetivo final. Pero la cosa no termina ahí, porque esta vorágine por ser famosos, arrastra, al igual que la ola de un tsunami, a los familiares de los participantes, quienes viendo que la televisión esta abierta al "venga y diga cualquier cosa", también se prenden en busca de sus dos minutos de fama.
Como vemos, ser famoso hoy en día no es cuestión de mostrarse de la mejor manera, dando a conocer lo que uno sabe hacer, sino de mostrarse de la peor forma, no importa si no existen capacidades para sostenerse en el medio, eso se vera más adelante, lo que importa es el aquí y el ahora, ese glorioso instante en el que uno sale en televisión.