domingo, 2 de octubre de 2011

La izquierda, anclada en los años setenta


Se vienen las elecciones presidenciales y la izquierda, representada por el emblemático Jorge Altamira logro más de los 400.000 votos que le exigían para poder presentar candidato en los próximos sufragios a realizarse en octubre de este año. A primera impresión uno podría decir que se avisora un prometedor resurgimiento de la izquierda, reflejado en los últimos votos registrados. Lo cierto es que este exponente, expresado en  quienes asistieron a poner su voto en las primarias de agosto, no hace otra cosa que evidenciar que en nuestro país, el movimiento de izquierda sigue teniendo unas cuantas almas que comulgan con sus ideas.

Ahora bien, cabe la reflexión acerca de si lo que propone el partido de Altamira se "aggiorna" a los tiempos que corren o sigue anquilosado dentro las mismas y tradicionales teorías que fundaron el partido hace ya unos cuantos años. Sinceramente no evidencio una evolución, en un sentido estricto del discurso. Sus representantes y el propio Altamira, aún continúan levantando una bandera setentista que, en los tiempos que corren,  remite a un contenido totalmente anacrónico y perimido. Uno de sus candidatos por la provincia de Córdoba, Hernán Puddú, utiliza como emblema de su campaña un afiche en el que reza la siguiente frase: "Que los legisladores ganen  igual que un obrero". Un texto que sin dudas trae escondido una fuerte connotación ideológica que remite a la vieja lucha de clases. "Los poderosos siguen siendo los enemigos del pueblo y por eso se los debe castigar bajándoles el sueldo". 

El punto de esta paradigmática frase es que, como todo lo que  ha hecho y viene haciendo la izquierda  hasta la fecha, nivela para para abajo. La contra frase sería: "Que el obrero gane igual que un legislador" y ahí estaríamos nivelando para arriba, claro que el sentido cambia radicalmente y el espíritu clasista y convativo se derrumba como una torre de naipes. Esta visto que el "staus quo" no se toca

Me parece que la izquierda debería aprovechar este viento a favor que tiene luego de las primarias de agosto y empezar a entender que los tiempos han cambiado, que se pueden seguir las ideas que cimentaron el partido, pero utilizando la inteligencia y la habilidad para adaptarse a un mundo que esta en constantes cambios y que si uno sigue anclado en un discurso formado en los años setenta o presentándose en campaña con discursos como el del afiche, corre el riesgo de quedarse afuera.

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