domingo, 24 de octubre de 2010

Nunca más

Mariano Ferreyra una víctima más de la violencia irracional
Que terrible, que devastador, que inhumano y aberrante fue lo sucedido hace unos días en la zona de Barracas. Otra muerte injusta de un joven inocente y un montón de secuelas que quedaran  marcadas en los cuerpos y en las familias de quienes fueron víctimas de un incomprensible rapto de violencia, desmesurado y absurdo. Nada ni nadie podrá reparar el daño, el dolor y sufrimiento causado, ni siquiera la justicia más expeditiva podrá compensar la perdida de un hijo, la desaparición  total de una vida humana, la destrucción instantánea de un proyecto de vida, la negación a construir un futuro.

Cuando a manos de la barbarie más salvaje e irracional se arrebata una vida humana cualquier adjetivo o calificación queda corta, incluso hasta suena irrelevante, porque las palabras por más sinceras que sean, por más elocuentes o por más sentidas, no alcanzan para mitigar la profunda pena que causa la muerte de un ser querido. Son solo eso, palabras, pensamientos, discursos que en medio de la tragedia pretenden aplacar aunque sea por un instante el llanto que se hace mar en la pelea por superar el irreparable robo de un ser humano que quería  vivir, que merecía vivir y que unos salvajes no se lo permitieron.

Lo que aquí expreso quizá no sirva de mucho, pero manifestarme a través de las letras es lo único que se hacer bien, por eso, con la humildad de alguien ajeno a los hechos pero cercano en el corazón, es que pongo estas breves palabras, para que al ser leídas  puedan llevar un poco de paz a quienes sufren las dolorosas consecuencias de un hecho brutal que no debe repetirse nunca más.

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