domingo, 25 de marzo de 2012

Infanticidio

Durmiendo con el asesino

El infanticidio es un hecho atroz e incalificable. Generalmente cuando uno escucha la noticia de que un niño ha sido asesinado, siente un profundo dolor emocional, y una pavorosa angustia se le anuda en la garganta. Es que los niños no deben morir, deben vivir para hacerse grandes y seguir con el ciclo vital de la especie, es una ley de vida. Pero la muerte es algo que nos aplica a todos, adultos y niños, y a diario  la señora de la guadaña se lleva algún angelito a pesar de toda valorización que hagamos de ellos y sin que podamos hacer algo para evitarlo.

La muerte de cualquier inocente que recién empieza a transitar la vida es penosa, pero si esa muerte es provocada por su propia madre, el hecho toma una dimensión que entra en el terreno de la más pura sinrazón. No existen palabras o frases  que describan el terrible acto de una madre dando muerte a su hijo, aquel que llevo durante nueve meses en sus entrañas, y que en muchos casos, llego a criar unos cuantos años.

No puedo imaginar el terror y la desolación de la pobre victima segundos antes de morir en manos de quien lo trajo al mundo. Seguramente Martín, con tan solo seis años de vida rogó para que las manos de su madre no lo hundieran en el agua de la bañera. El solo hecho de pensarlo me produce un escalofrío y me genera una extraña sensación de indignación  y culpa. Indignación por que ninguna madre de la especie animal que habita en esta tierra haría algo semejante con su cría. Culpa por ser parte de una sociedad en la que muchos niños no llegan a la madurez y mueren a manos de sus padres o parientes, ya sea de manera violenta o por desidia.

Pero ¿cómo evitarlo? ¿Cómo salvarlos del asesino que tienen en sus casas? Si duerme a su lado, si lo ve a diario, si alguna vez le dio un plato de comida. En definitiva, si es su madre o su padre y confía en ellos.  No hay respuesta. No hay comentarios. Solo puedo decir que hechos como el sucedido a Martín Vázquez, me hacen pensar que el ser humano esta realmente en estado crítico y tiene que ser atendido de manera urgente. Este notorio caso es uno en un millón en todo el mundo y no es el primero y lamentablemente no será el último. ¿Cómo se puede parar un mal que avanza a pasos agigantados? No lo sé, solo guardo en mi retina y en mi memoria el estupor que hoy me asiste, por suerte, tengo voz y puedo descargar mi bronca a través de este portal.




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